domingo, 25 de abril de 2010

Se viene la Derecha en Argentina por Howard Richards

¿El Triunfo de la Derecha en Chile se Repetirá en Argentina?


Algo espanta al centro-izquierda de Argentina. Ese algo es Chile.

Si tú sumas los votantes de Chile en rubros según sus tendencias políticas, los resultados muestran una clara mayoría de centro-izquierda y izquierda.

Sin embargo, la derecha recién ganó la presidencia de la república con una amplia margen de casi 55% de la votación.

Un análisis del electorado argentino da un resultado semejante: una mayoría de centro-izquierda.

¿Puede pasar lo mismo en Argentina que lo que pasó en Chile? ¿Puede llegar al poder un presidente derechista? ¿Cómo se explica la derrota electoral de la Concertación chilena?

Frente a esta última pregunta, en mi calidad de analista de la realidad política chilena, y en mi calidad de entrevistador en programas radiales de muchos de los candidatos, ofrezco una respuesta sencilla y tajante: La derecha ganó por el tema de la delincuencia.

Me ha tocado conversar después de los comicios con numerosos chilenos quienes se definen como simpatizantes con las tendencias progresistas, y quienes confesaron que esta vez desertaron de la Concertación. ¿Por qué? En cada caso la razón fue lo mismo: “¡Por qué no es posible que siga la impunidad de los delincuentes!”

La derecha se identifica con la mano dura contra los delincuentes. La izquierda se identifica con la mano blanda contra los delincuentes. La mayoría es partidaria de la mano dura. Por eso, la derecha gana.


Sebastián Piñera, el multi-millonario candidato de la derecha, tuvo la inteligencia de leer las encuestas. Según las encuestas, en el corazón del pueblo la prioridad número uno es derrotar la delincuencia. Lo que la gente más quiere de su gobierno es protección.

Piñera comenzó y terminó cada discurso con el tema que más movió al pueblo. “¡Delincuentes! ¡La fiesta se acabó! ¡Ciudadanos! ¡Súmate al cambio! ¡Vamos a quebrar la mano a la delincuencia!”

Eduardo Frei Ruiz-Tagle, el candidato perdedor, tuvo un programa interesante con diez puntos principales. Allá por el número ocho mencionó de paso que él también iba a lucha contra la delincuencia.

El pueblo captó el mensaje: El corazón de Piñera estaba en la lucha contra la delincuencia. El corazón de Frei no.

El corazón del poblador viviendo todos los días entre asaltantes y drogadictos estaba con Piñera.

La izquierda se preciaba por ser más inteligente que la derecha. Sabía que la pura mano dura no iba a resolver el problema. Sabia que hay que indagar las causas profundas que producen en forma masiva la conducta delictual: la cultura de la violencia, la cultura narco, la falta de empleo, el empleo precario y poco atractivo, la crisis valórica de la sociedad, las tradiciones familiares que pasan la delincuencia como norma de vida y estrategia para ganarse el pan diario de una generación a la otra, etc.etc.

El defecto decisivo de la superioridad intelectual de la izquierda fue que en veinte años de gobierno, desde la caída de la dictadura hasta hoy, no han sabido traducir su inteligencia teórica en programas concretos y eficaces ni para rehabilitar ni para prevenir.


El pueblo captó el mensaje: La derecha nos ofrece mano dura. La izquierda nos ofrece bla bla.

Es claro que una candidatura responsable necesita un programa completo, elaborado con la asesoria de los mejores técnicos, elaborado con la amplia participación de ciudadanos de todos los sectores. Tiene que adelantar propuestas bien pensadas en cuanto a cada uno de los temas principales de la vida pública.

Pero cuando llega el día de las elecciones, cuando el ciudadano entra al lugar de votación, cuando en su fuero interno consulta a su corazón, y luego emite su sufragio, hay una sola pregunta cuya respuesta va a determinar quien gane y quien pierda. ¿Quién nos va a proteger?

Según el criterio del suscrito compañero del otro lado de la cordillera, hay tres cosas que el centro-izquierda de Argentina tiene que hacer para evitar que pase igual cosa en Argentina como lo que ya pasó en Chile.

1. Leer las encuestas. Hacer focus groups también. Asegurarse que los corazones de los candidatos estén en sintonía con los corazones de los votantes.

2. Hacer eco de la derecha en cuanto a la mano dura. Si la derecha tenga una idea novedosa y atrayente, copiarla. Convencer al público que en cuanto a la lucha policial y judicial contra la delincuencia la fuerza y la firmeza de los candidatos de izquierda es igual o mayor que la fuerza y firmeza de las demás candidaturas.

Con estos dos puntos se logra el empate.

3. Operacionalizar la inteligencia de la izquierda. Promover la economía solidaria, las cooperativas de trabajo, el abastecimiento básico comunitario, Comprender el concepto de Cero Desempleo y tomar medidas para llevarlo a la práctica. Activar los procesos de cambio cultural solidario a nivel de bases entre cuyos grandes pioneros se encuentran Paulo Freire, Antonio Gramsci, y Guillermo Estévez-Boero. Captar las rentas de los recursos naturales y destinarlas a programas sociales. Dominar las últimas investigaciones científicas en cuanto a la criminología, la psicología del desarrollo moral, la pobreza dura, el alcoholismo, la drogadicción, la adolescencia y la cultura juvenil. Implementar programas pilotos a la luz de la ciencia actual. Citar datos de países social-demócratas en Europa donde en ciertas épocas históricas bajaron la delincuencia a casi cero (como el caso de la democracia social en Austria después de la segunda guerra mundial.) Convencer al público que la lucha de la izquierda contra la delincuencia es más seria, más sólida, más realista, y en fin de cuentas más eficaz.

Con este tercer punto se logra la victoria.

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