La discapacidad nos sigue provocando miedo por Exequiel Arrua

Desde hace doce años en arroyo seco “los tiburones del Paraná”, chicos con capacidades diferentes, tienen como fin del trabajo del año su bautismo en agua abierta. Los chicos que aprenden a nadar tienen su experiencia en río acompañados por un equipo especializado y el gran apoyo de sus padres. Los mismos trabajan todo el año esperando este momento con el único fin de demostrar y demostrarse ellos mismos que querer es poder.


Para muchos de los chicos esto es la razón su vida. Ellos conviven a diario en el club, y luchan día tras día por superarse y poder conseguir un espacio en el mundo.

Este año prefectura tomo la decisión que no se realizaría dicha prueba por la inestabilidad y suciedad del río. Los argumentos concretos fueron la crecida del río y la basura semi sumergida, que podría ocasionar accidentes.

Para este maratón se habían tomado todo tipo de precauciones. Tandas de cincos nadadores acompañados por profesores y relevos cada veinte minutos. Ochos canoas con auxiliar y guardavidas, y de apoyo iría el padre o la madre del competidor. Además tres médicos especializados y una psicóloga. Pero todo esto no alcanzo para concluir el desafío tan esperado.

Patricio huerga, encargado del entrenamiento de los chicos, no tuvo la posibilidad de contarles a las autoridades los detalles del evento y las precauciones que se habían tomado. El mismo se presento con toda la documentación, y con un álbum de fotos que dejaba ver por medio de las imágenes los diez años del maratón, como prueba de la responsabilidad para con el proyecto. Pero el gendarme a cargo ni siquiera se digno a hojear las fotografías.

Los padres y cada persona que forma parte de este club, las cuales luchan para que la sociedad integre a los chicos con capacidades diferentes, aseguran que no bajaran los brazos. Por su parte los chicos siguen entrenando como siempre y mantienen sus esperanzas firmes para el próximo año.

Lo extraño de todo esto es que en lo que va del año prefectura autorizo ocho competencias en el agua, lo cual nos lleva a una pregunta sencilla, ¿Por qué a ellos no? Tanto nos cuesta integrarlos, tomarnos un minuto para comprender a alguien que cuenta con capacidades diferentes a las nuestras. Ellos no necesitan nada más que una mirada sencilla, que los haga sentirse igual a cualquiera y con sus mismas posibilidades. Ellos solo deseaban nadar.