domingo, 25 de abril de 2010

Por la Psicologa Nerina Zapata profesional del Cer ( www.cerweb.com.ar )

El ingreso a la escolaridad


En la elección del nombre para un hijo, hay un primer acto fundacional desde los padres, esa marca trascendente para el sujeto vuelve a reeditarse al momento en que ellos deben elegir la escuela a la cual el niño concurrirá. Dicha marca se encuentra no sólo en relación con la historia familiar, sino también con el mundo del afuera, con la ley social, con la comunidad.

En ambos momentos vuelve a ponerse en cuestión toda la estructura imaginaria de los padres en relación a ese hijo deseado, promesa de un futuro ideal que éstos ansían. En ambas situaciones estos deseos y fantasías se enfrentan con la realidad, produciéndose el surgimiento de conflictos que llevan a la renuncia de ese hijo ideal.

Cuando nos encontramos en el caso de niños con alguna dificultad, son muchas las esperanzas a resignar para poder buscar así un lugar, construyendo ese espacio posible, donde pueda ponerse en juego la diferencia del mismo, y que sirva para completar los deseos y las expectativas de los padres, de los profesionales que los asisten y de las propias instituciones.

Los padres deben entonces, a partir de la exclusión de su hijo del sistema educativo “común”, iniciar una búsqueda que los lleva de escuela en escuela, en un tránsito que muchas veces puede resultar doloroso para toda la familia; en el pedido de un banco para este niño

Es fundamental para los profesionales que trabajan con él, develar porqué este niño no puede aprender en los parámetros de una educación común, conociendo lo que esta dificultad puede significar para él. Teniendo siempre el cuidado necesario de con un diagnóstico no encasillar al sujeto, comprometiendo su devenir, y particularmente, su vida escolar. En la etapa diagnóstica se procura ofrecer un espacio abierto donde cada sujeto pueda mostrar la lógica que sustentara su aprendizaje. La intervención del terapeuta consiste en abrir a cada niño a la oportunidad de que muestre sus estructuras de conocimiento, la precariedad de los equilibrios logrados y sus posibilidades de regulación.

Una vez concluida esta etapa inicial terapéutico- diagnóstica se propone al niño y a sus padres iniciar un tratamiento determinado que le permita situarse como un sujeto cognoscente, dando lugar a continuar sosteniendo ese imperativo social de concurrir a la escuela. Este momento enfrenta a los profesionales a la necesidad de arbitrar una serie de estrategias y medidas pedagógicas que involucran no sólo a los padres sino también a la institución educativa.

La escuela primaria, como institución social, soporta una demanda que pasa por el aprendizaje y su responsabilidad seria dar una respuesta que colocase al proceso pedagógico como prioridad fundamental, cubriendo las necesidades de la población en general y teniendo en cuenta a cada sujeto en particular. Para así generar proyectos que tengan en cuenta las variables y que respeten los tiempos subjetivos, no masificando caracteres y sin perder de vista las individualidades, sosteniendo en esta postura el respeto por cada niño y el derecho que cada quien tiene a la educación.

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