jueves, 9 de septiembre de 2010

Howard Richards , Esperanza en Capitán Bermúdez

Esperanza en Capitán Bermúdez

Peor que ser pobre es ser pobre y sola.Las emprendedoras del Centro Ecuménico Poriajhu no están solas. Están “rompiendo con este enano individualista,” como dice una de ellas, para salir de la pobreza unidas.

Conversamos con unas veinte de ellas en la sede de su tienda de Comercio Justo en Capitán Bermúdez. Es la noche del 17 de agosto, el día del libertador San Martín. Nos hablan de otra liberación.

Hay que matizar la frase “veinte de ellas.” Para ser exacto son “diecinueve de ellas” más un varón emprendedor. Dicen que son 150 las emprendedoras y los emprendedores en total.

“Hay un montón de compañeros en lucha que tienen sus productos aquí.” Quien habla trata de tomate triturado, de sucedáneo de café y cien productos más que no son de ellas, sino de cooperativas en todo Argentina que luchan para conseguir una vida digna.

Dice otra: “No hacemos cualquier cosa para triunfar. Compramos los productos de las compañeras.”

“No pensamos,” completa otra, “que todo lo que viene de afuera es mejor. Valoramos lo nuestro.”

Hasta intercambian “lo nuestro” con billetes locales que rezan: “Moneda Social. Red de Trueque. Poriajhu. Banco Popular de la Buena Fe. Pcia. de Santa Fe.”

“El trueque da muchos beneficios, aunque los valores no sean iguales.”
“Todos participan. Nos cuidamos entre todos.No se acapara. Es solidaria. Se compra y se vende. No se puede acumular. Se considera quien necesita más.”


También compran en conjunto, por ejemplo lana para tejer.

Antes de la venta del producto viene el crecimiento de la persona –en grupo.

Animada por la “Madre Marita” cada uno traza su “línea de la vida.” Es un rayo cuyo origen es su nacimiento e cuyo punto de flecha representa su momento actual.

En la línea marcan los momentos importantes de sus vidas. Comparten con los demás.

“Es una experiencia fuerte,” comenta Madre Marita. Ella con su pareja “Toqui” Milagros son los principales de la fundación que auspicia el Centro Ecuménico.

“Eso no se olvida,” agrega una compañera.“A mi me afirma para seguir.Me da confianza.”
Otra: “Entramos para recibir del trabajo lo que corresponde.” Vale decir no verse obligado a vender su trabajo a precios de miseria. “Compramos a la compañera, aunque sea más caro.”


Los promotores que organizan a las emprendedoras se preocupan hasta por la cachetada del marido. “Estamos en lo básico.” La violencia doméstica.
Las emprendedoras del Centro Ecuménico Poriajhu no están solas.

Son pasteleras, panificadoras, modistas. Trabajan con máquina de coser, aunque no tengan máquina propia. “Yo no tengo máquina para coser, pero una compañera me facilitó.”

Próximamente, unas van a abrir un salón de belleza.

Una abuela jubilada asiste para cooperar. Ella no es emprendedora y no tiene ningún producto para vender. Ayuda no más. En igual condiciones ayuda un abuelo voluntario.

Los emprendedores venden en todas partes y no solamente en la sede de su tienda de Comercio Justo. Turnan para atender su tienda. Quien sea de turno “vende cada producto como fuese propio.”

Además arman rifas y juntan fondos por vender canelones para que su tienda sea auto-sostenible.

Las recién iniciadas se reúnen todos los lunes en la tarde en la sede. Las viejas los miércoles. “Se aprende las unas de las otras.”

Así acontece el otro mundo que es posible por un trabajo de hormigas, en Capitán Bermúdez y en miles de otros sitios de América Latina, de África, de Europa … en fin de todos los continentes.
Podes ver fotos de la ultima actividad de Poriajhu y su comercio solidario en
http://poriajhu.blogspot.com/2010/08/feria-de-la-red-de-comercio-justo-del_24.html

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